martes, 2 de agosto de 2011

Congélateur surprise

Como rezaría algún programa de televisión autonómico español: !Vaya semanita¡ desde luego no ha tenido desperdicio, y gran parte de la misma ha estado relacionada con la comida.

El miércoles noche nos sorprendieron unos amigos con una fiesta "despedida de estado civil" y resulta que nos regalaron un congelador. La verdad, esto no sería mucha novedad si en Suiza los frigoríficos y los congeladores en particular no estuviesen ideados para los pitufos, son minúsculos, y claro, yo, que me gusta cocinar, me sentía limitado,porque tenía que preparar pequeñas cantidades para que no se estropeara lo que sobrara... en fin que ha sido una gran sorpresa y para celebrarlo, ¿qué pensáis que decidí hacer? pues sí, teniendo en cuenta que se avecinaban tres días seguidos libres, decidí ponerme manos a la obra y cocinar como si no hubiese mañana.

Todo comenzó el sábado: decidí hacer croquetas y albóndigas (con los clásicos siempre aciertas) en formato industrial, puse un cazo a hervir, con un hueso salado y tres contramuslos de pollo para las croquetas, mientras, aliñé la carne de las albóndigas con una receta que, aunque no sea ningún secreto familiar, descubrí hace poco de mano de mi suegra, una grata sorpresa, porque las pocas veces que he tenido oportunidad de hacerlas para otras personas ha triunfado:

Albóndigas:
1 kg de carne picada (yo utilizo cerdo y ternera mezclada)
1 cebolla muy picada de tamaño mediano.
3 ajos muy picados.
2 huevos.
1 cucharada sopera de pan rallado.
1/2 vaso de vino blanco.
Sal y pimienta

Oye, están buenísimas. Las dejé toda la noche reposar en el frigorífico y el domingo las cociné:
Después de darles forma, las rebocé en harina y las freí ligeramente, en el aceite de haberlas frito (después de colarlo) añadí una cebolla picada, un par de cucharadas de harina, a continuación vino blanco y agua, un poco de sal, pimienta, laurel y colorante alimenticio, cuando cuajó añadí las albóndigas y a cocer 20 minutos. Y gracias a esto tengo 5 raciones en el congelador deseando hacer feliz a mi paladar.



También hice las croquetas, como 50 (una barbaridad, pero con lo entretenidas que son de hacer, prefiero hacer muchas y tenerlas congeladas), la receta no tiene mucho misterio, cualquier madre tiene la suya propia, pero yo las hago con una pequeña variación, no me gusta mucho la bechamel así que hago la masa sin leche; con el caldo de carne, harina y con mucha paciencia, se consigue un resultado del que aún nadie se me ha quejado, sería una buena solución para los alérgicos a la lactosa o a los intolerantes a la proteína de la vaca.



Dos días metido en la cocina, pero super contento, será que me suelen agradecer el trabajo o que me regalan el oído (no se si con razón) demasiado a menudo, el caso es que me gusta tener las manos metidas en la cocina aunque sea haciendo cosas tan comunes y simples como las albóndigas y las croquetas, clásicas pero que conquistan a cualquier paladar exigente.

Y es que como diría el refranero: " A barriga llena, corazón contengo"