jueves, 2 de julio de 2015

Prochain arrêt... Zürich

Hace mucho ya que no escribo aquí, bueno, ni aquí ni allí ni en ningún otro sitio. Parece que estoy perezoso con esto de comunicar al mundo mi día a día. Quiero volver a retomarlo, aunque sea la décima vez que lo digo, siempre hay una buena razón y esta vez es una nueva etapa en otra ciudad. Una ciudad pequeña, sin grandes edificios ni alardes arquitectónicos, pero una ciudad al fin y al cabo (hay que partir de la base de que veníamos de vivir durante cuatro años en un pueblo entre los Alpes Berneses y los Alpes Peninos. PRECIOSO! pero demasiada paz y tranquilidad para mí), una ciudad que me interesa y que poco a poco me va gustando mucho: Zurich.

Hace ya casi un año que nos mudamos a la ciudad más cara del mundo (previa crisis de ansiedad que ello conlleva), y cada día que pasa me convenzo más de que fue un gran acierto, es muy agradable, controlada en superficie y fácil de pasear, aunque en pleno invierno cueste andar por las calles si es de noche, por el frío lo digo, que de delincuencia esta ciudad no anda sobrada. 

Ya he vivido las cuatro estaciones en Zurich y he vivido, en ese intervalo de tiempo, situaciones de 10 grados negativos y situaciones de 35 grados positivos. Me gustan estos contrastes, yo que soy un loco enamorado de los fenómenos meteorológicos, me fascina levantarme un día nublado, ir por la tarde al río a tomar el sol porque hay 30 grados a la sombra y por la noche no poder dormir porque estoy hipnotizado por la tormenta eléctrica que a cada segundo se aproxima a mi ventana.

Me está enamorando esto de vivir en el centro de Europa, desde donde puedo tomar un tren a París, a Milán o a Estrasburgo, solo tengo que presentarme en la estación central de Zurich y decidir el destino sobre la marcha, seguramente haya un tren en próxima salida para 30 minutos o menos. De todas formas, para llegar a esta situación no ha sido fácil la adaptación, como todos los cambios, requiere esfuerzo y casi siempre sufrimiento (dos mudanzas que pusieron nuestra salud mental y económica a prueba), pero ha valido la pena, estamos instalados en Zurich con miras a quedarnos un buen tiempo, a ver lo que nos deparan esos años venideros.

La tarde de un martes cualquiera en Zurich:


Hoy no tengo receta para vosotros, pero tengo un consejo: disfruta del lugar donde vives porque probablemente nunca consigas vivir en un lugar donde lo tengas todo. A mí no me está costando demasiado esto de hacerme el cuerpo al mundo suizo, no es fácil, pero tampoco lo sería si siguiera viviendo en España.

"Si es que teta y sopa no cabe en la boca"


No hay comentarios: